Es cierto que mi abuela tenía su libro de Doña Petrona, forrado con hule verde en un estante del modular de la cocina, pero mi hermano está convencido de que ella se lo legó y él se lo legó a alguien más y el libro original desapareció de nuestra familia.
Hoy, camino a casa desde el centro, pasé por una librería y por alguna razón se me ocurrió comprar el libro en su edición 101, de tapa blanda y con
la falta de esos recortes de otras recetas que mi abuela guardaba entre las páginas.
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